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Sólo media hora de fútbol, pero Ramón se fue conforme

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No hubo goles en el atardecer de la Costa, pero Ramón Díaz quedó muy conforme con el primer entrenamiento de fútbol. Y si la terminó antes de tiempo fue, exclusivamente, porque la pretemporada le empezó a pasar factura a los cuerpos de los jugadores. No resultó un ensayo más el de San Lorenzo en la cancha de su homónimo marplatense. Es que el riojano pudo ver en acción a tres de los cuatro refuerzos que tiene confirmados para afrontar el Torneo Clausura.

Fueron treinta minutos. Sin embargo, el Pelado comprobó que Giancarlo Carmona es un volante que pisa el área, que Jonatan Ferrari puede rendir de central a pesar de que el puesto que más cómodo le queda es el de lateral y que el paraguayo Pablo Velázquez tiene mayor presencia que el uruguayo Sebastián Balsas, marginado por el entrenador debido al affaire póker. A ellos se les sumará Juan Manuel Salgueiro el martes y mañana empezará a definirse el pase de Matías Giménez, de Boca.

Con pechera amarilla jugaron Migliore; Luna, Ferrari, Bottinelli, Chaparro; Carmona, Alvarado, Navarro, Bazán; Menseguez y Pedrozo (un pibe de 18 años que mostró todo su atrevimiento). Con la azul estuvieron Albil; San Román, Herner, Palomino, Aureliano Torres; Fernando Gutiérrez, Reynoso, Juan Manuel Torres, Sebastián González; Nahuel Benítez y Rovira. Velázquez ingresó por Menseguez. Empataron 0-0 y aunque los dos equipos mostraron ritmo, el partido fue friccionado y bastante deslucido.

Lógicamente, pesaron las piernas. Y Ramón lo paró cuando Chaco Torres, con un golpe en el tobillo izquierdo, y Rovira, con otro en la canilla izquierda, no pudieron seguir jugando.

Hubo otros que, directamente, no pudieron correr detrás de la pelota. Diego Placente y Guillermo Pereyra, porque habían terminado muy cansados del entrenamiento físico de la mañana, desarrollado en la cancha de San Lorenzo de esta ciudad, en la ruta 88, bajo las órdenes del profe Oscar Dean.

Leandro Romagnoli, en cambio, no fue exigido por recomendación de los médicos. El Pipi está entre algodones por su rodilla, siempre en observación. Además, arrastraba una sobrecarga muscular que le impidió formar parte de la primera práctica de fútbol de 2011.

Ramón siguió el entrenamiento con absoluta atención, se mostró activo y entregó indicaciones como si estuviera al lado del banco en un partido del torneo por los puntos.

"Está muy enchufado y contento porque los refuerzos están llegando" , le confió un allegado del cuerpo técnico a Clarín . A los jugadores también se los observó felices, como no se veía desde el comienzo del campeonato pasado, antes del escándalo de las barajas. Y en eso anda San Lorenzo, intentando mezclar los naipes y dar de nuevo, con la esperanza de pelear bien arriba en el Clausura.

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