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El campeón paladea la Copa (3-0)

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Por la puerta grande. El Sevilla, como ya viene siendo costumbre para solaz de los suyos, volverá a disputar las semifinales de la Copa del Rey y lo hará después de haber pasado por encima de ese líder de la Liga de los Otros que tantos piropos acumula. Porque el conjunto de Gregorio Manzano, con un planteamiento heterodoxo a más no poder, eso es cierto, goleó en la vuelta a un Villarreal que sólo se quedó en el amago para acabar hincando la rodilla ante un campeón que ejerció como tal, como un verdadero campeón, en todo momento.

Fue la noche de Sergio Sánchez, de un hombre que volvía a los campos de fútbol después de más de un año alejados de ellos cuando ya había sido dado por perdido para la práctica del deporte de élite, de una persona por encima de todas las cosas que superaba a la enfermedad y ejercía de nuevo la profesión jugador de fútbol.

Pero dentro de esa alegría por el retorno de Sergio Sánchez, por la felicidad de la persona incluso por encima del futbolista en sí, sería injusto desviar los focos de algo brillante, de esa entidad llamada Sevilla Fútbol Club que volverá a estar presente en unas semifinales de la Copa por cuarta vez en cinco años, por sexta en los ocho últimos, e incluso capaz de proclamarse campeón en dos ocasiones en ese periodo de tiempo. Si alguien tiene alguna duda sobre quién es el verdadero rey de Copas en este siglo que ya dobló la primera década...

Fue, sin duda, un éxito basado en una extrañísima revolución, en un planteamiento que pareció indicar que Gregorio Manzano estaba ya harto de estar harto, que el entrenador no entendía cómo sus hombres podían defender tan mal una semana sí y otra también después de tratar de corregir los defectos en el laboratorio durante la semana. Y el jiennense optó por la heterodoxia, por desequilibrar más que equilibrar incluso hacia atrás. Es verdad que al Sevilla le bastaba con mantener su portería a cero, cosa que después conseguiría, pero el repaso de la alineación entregada a Pérez Lasa provocaba la incredulidad de todos los que intentaban explicar la colocación de los muñecos sobre el campo.

El Sevilla, o mejor su entrenador, proponía una línea de cinco defensas, con tres centrales, Alexis, Sergio Sánchez y Fernando Navarro, con dos laterales más defensivos que ofensivos sobre el papel. Con el balón, uno de ellos se lanzaba siempre al ataque, pero también quedarían cuatro atrás para guardarle las espaldas. Además, en el centro del campo comparecían tres hombres, concretamente Zokora, Renato y Romaric, mientras que Kanoute enganchaba y Negredo ejercía de punta arriba. 

¿Se acuerdan de aquel famoso 1-3-3-3-1 que tanto empleara Luis Aragonés durante su etapa como entrenador del Sevilla? Pues ése, más o menos, era el dibujo de partida, aunque está claro que los jugadores no forman parte de las barras de un futbolín y se mueven tanto para delante como para detrás dependiendo de la posesión del balón, es decir, que defendían con cinco y atacaban con un hombre de banda siempre ayudando arriba.

Y el tiempo no tardaría en darle la razón a su ideólogo, es decir, a Manzano. Ya había llegado una vez Negredo, pero sin conectar en el pase decisivo con Kanoute, y a los 7 minutos le cayó un mal rechazo de Musacchio para superar por arriba a Diego López y que Renato empujara a la red. El Sevilla se había puesto con 1-0 y ya tenía una red de dos goles como protección con vistas a semifinales.

A partir de ahí hasta tuvo oportunidades para haber sentenciado a través de la testa de Negredo o Kanoute, con sendos remates con todo a favor, pero también hay que resaltar que los blancos equivocaron los caminos y pasaron momentos de zozobra. O bien pegaban pelotazos arriba imposibles de controlar y permitían al Villarreal adueñarse o tocaban al pie y en cortito sin ninguna profundidad. Afortunadamente para los locales, Javi Varas salvó ante Rossi y permitió que el colchón fuera mullido.

Más lo fue aún tras dos saques de esquina tensos, como les gustan a los delanteros, sacados por Romaric. Testarazos de Kanoute y de Alexis y el Sevilla se había vuelto a meter, de cabeza, en otras semifinales de la Copa del Rey. Su rival será uno de los dos equipos madrileños y por qué no llegar otra vez a la final, pero que nadie ose a restarle ningún mérito al campeón, al Rey de Copas del siglo XXI.

Ficha técnica: 

3 - Sevilla FC: Javi Varas; Sergio Sánchez, Martín Cáceres, Alexis (Konko, m.59), Fernando Navarro, Dabo; Renato, Romaric (Jesús Navas, m.76), Zokora; Kanouté (Perotti, m.73) y Negredo. 

0 - Villarreal CF: Diego López; Cicinho, Gonzalo Rodríguez, Catalá (Bruno, m.63), Joan Oriol; Borja Valero, Musacchio, Cani (Capdevilla, m.75); Jefferson Montero, Rossi y Altidore (Marco Ruben, m.63). 

Goles: 1-0, M.6: Renato. 2-0, M.47: Kanouté. 3-0, M.49: Alexis. 

Árbitro: Miguel Ángel Pérez Lasa (Comité Vasco). Amonestó al local Fernando Navarro (m.25) y a los visitantes Musacchio (m.68) y Rossi (m.84). 

Incidencias: Partido disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante cerca de treinta mil espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones.

  

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